Solo ha muerto Chávez


JUAN MANUEL Aragüés 07/03/2013

Ese es el deseo, la esperanza de quienes nos sentimos identificados con la Revolución Bolivariana. Aunque aturdidos y, por qué no decirlo, tristes por la muerte de Chávez, queremos creer que la revolución no es Chávez. Si algo debemos aprender de la historia es que las revoluciones no deben encarnarse en un líder, si no quiere correrse el riesgo de que el líder permanezca y la revolución se esfume. Tanto más cuanto que estamos asistiendo en América Latina a revoluciones que se desarrollan bajo la consigna mandar obedeciendo y en las que los gobiernos revolucionarios pretenden hacer una política de nuevo cuño. Socialismo del siglo XXI, lo bautizó Chávez.

LA FIGURA DE Chávez es, sin duda, polémica. No en vano el conglomerado mediático sistémico ha hecho una poderosa apuesta por denostarle. La batalla política en nuestras sociedades se libra en el ámbito mediático. Y cuando surge un enemigo, hay que destrozarlo. Sobre todo si es un enemigo con mayúsculas. Y este era el caso.

Si el representante de una fuerza política que en aquel entonces rozaba el 12%, Julio Anguita, mereció una campaña mediática como la que se le dedicó en la prensa sistémica de nuestro país (invito a releer algunos editoriales de El País, en los que se hablaba de la «rancia cursilería estalinista» del líder de Izquierda Unida), qué podía esperar el líder de una revolución triunfante que amenazaba con extender la democracia por toda América Latina, como está sucediendo. El «por qué no te callas» ha sido, en realidad, divisa de los perros de guardia del capitalismo.

La tarea que se le presenta al movimiento bolivariano en Venezuela es complicada. Se trata de sustituir al líder, desaparecido prematuramente. Pero la revolución no es, no puede ser, una persona. Aunque demasiadas personas, en otros casos, así lo hayan creído. A pesar del dolor por la muerte de un líder de la dignidad y altura de Hugo Chávez, se le abren las puertas a la Revolución Bolivariana para afrontar con éxito una tarea que los revolucionarios no hemos sabido resolver, la de desvincular liderazgo y revolución.

LA REVOLUCIÓN, en este siglo XXI, ha de ser la revolución de la multitud, de un pueblo que asalta un palacio no para dejar en él a un nuevo líder y retirarse, sino para quedarse a vivir en él, destruirlo desde dentro y construir un nuevo edificio. Hasta la fecha, no lo hemos sabido hacer. Ojalá que los dirigentes venezolanos adviertan que ese es el camino que hay que transitar. Algunos venezolanos rezan: «Chávez nuestro que estás en los pueblos». Chávez quería ser el pueblo. Solo el pueblo debe sustituir a Chávez. Que la tierra te sea leve, compañero comandante.

Profesor de Filosofía de la

Universidad de Zaragoza

Fuente: http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/solo-ha-muerto-chavez_836400.html

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