ANTE LAS ELECCIONES EUROPEAS
En los últimos años se han sucedido, a lo largo y ancho del país, iniciativas que pretendían poner en marcha procesos de convergencia de la izquierda para hacer frente a la profunda agresión que desde el neoliberalismo se está realizando contra la ciudadanía bajo la excusa de la crisis. La crisis, en efecto, ha servido de coartada perfecta a los sectores neoliberales para intentar aplicar sus programas de máximos y, de ese modo, desmantelar los servicios públicos y recortar las libertades individuales y colectivas.
El sistema se ha hecho irrespirable. La corrupción lo impregna todo. Ahora es de dominio público que nuestras élites (empresariales, políticas, deportivas) están ahí por su connivencia con la corrupción. Empresarios corruptos subvencionan partidos corruptos, bancos corruptos sostienen medios de comunicación y organizaciones políticas, operaciones corruptas de empresarios corruptos sustentan clubs deportivos de élite con sus sueldos inmorales, para renovar ese tan tradicional pan y circo. El sistema está desnudo.
La frágil democracia de nuestro entorno político se debilita día a día por la suplantación de las instituciones por otros mecanismos de toma de decisión. Es la Troika quien toma las decisiones políticas que van a condicionar nuestro futuro, en un sentido concreto y cercano: qué será de nuestras pensiones, de la educación de la siguiente generación, de nuestra salud, de nuestros salarios, son cuestiones que se están dilucidando en el presente.
Ante esta situación, aunque todavía solo un pequeño porcentaje de la ciudadanía se atreve a cuestionar lo existente, la contestación social se acrecienta día a día. La realidad obliga a abrir los ojos, aunque todo el sistema esté orientado a cerrárnoslos. Pero hacen falta estímulos para que más gente se atreva a otear otros posibles horizontes, a decirse a sí misma: esto no puede ser. Porque cuando alguien se da cuenta de una situación insostenible, busca alternativas.
Así, somos mucha gente ya quienes entendemos que las diferencias que siempre han atomizado a la izquierda no deben ser un obstáculo para una confluencia que se vive ya por muchos sectores como una necesidad, como una exigencia imperiosa que la realidad impone, y que cada vez más voces reclaman. Mesas de Convergencia, Iniciativa Social, Ateneo, Frente Cívico, CUIZ… en Aragón, como otras iniciativas en el resto del estado, plantean que no hay lugar para la demora, no son momentos para dilucidar si son galgos o podencos, sino para consolidar esos procesos de confluencia.
Una confluencia que no es un llamamiento bienintencionado, genérico e ingenuo. Parte del reconocimiento de la diversidad de las fuerzas que trabajan contra la aplicación de los dictados de la Troika, pero a la vez de la necesidad ineludible de maximizar el efecto de tales fuerzas en la calle y en las urnas.
La aparición de Podemos profundiza en ese grito que dice que es ya el momento de la confluencia, que los partidos tradicionales deben entender que sus dinámicas deben ajustarse a las exigencia sociales, y no al revés. Pero también abre el riesgo de repetir esos procesos de insularización en los que tanto nos regocijamos históricamente, de lograr nuevas minorías que compitan entre sí.
Las elecciones europeas pueden ser un buen laboratorio de confluencia, de visualización de todo el trabajo que se lleva haciendo desde hace tiempo. No se trata de una obsesión por lo electoral, de buscar candidaturas apresuradas, sino de que el intenso trabajo de estos años empiece a recoger frutos.
Entendemos que para esta convocatoria sigue siendo necesario aglutinar al electorado que puede votar opciones opuestas a la Troika: en Aragón las que tienen representación institucional como Izquierda Unida y Chunta Aragonesista, y también otras como Equo o Puyalón. Pero también es imprescindible recoger la oposición a la Troika de quienes hasta ahora no han optado por ellas, pero ven con simpatía propuestas como la del Partido X, la de Podemos, o la de quienes se resisten a elegir entre candidaturas precisamente por percibirlas como fragmentadas. Necesitarnos al electorado que votaría a todas estas opciones, sea cual sea nuestra posición hacia las formaciones en sí mismas.
Porque ninguna de estas formaciones tendrá capacidad por sí misma para vehicular la creciente oposición a las políticas de la Troika, pero un proceso de confluencia de todas ellas visualizaría con rotundidad una posibilidad real de transformación de la correlación de fuerzas.
Desde Ateneo defendemos la legitimidad de cualquier organización para decidir sus ritmos y métodos democráticos de conformación de candidaturas, programas y alianzas electorales. Pero también defendemos que un proceso de confluencia debe lograr más apoyos que la suma de los apoyos a las organizaciones que lo sustentan. Y que para lograr apoyos externos a ellas también se precisan cauces de participación y decisión que incluyan a quienes dan tales apoyos desde fuera: una necesidad que creemos coincide con el cuestionamiento popular de las formas de representatividad expresada desde el ciclo abierto por el 15M. Conciliar ambas convicciones es un largo y arduo camino, pero debe empezar por el aquí y el ahora.
Por todo ello, ante las próximas elecciones al Parlamento Europeo Ateneo propone y trabajará por:
– El debate, en el seno de cada fuerza política e iniciativa electoral aragonesa opuesta a las políticas de la Troika, de propuestas de conciliación de los métodos democráticos internos de cada una de ellas con la creación de cauces de participación externa para la conformación de candidaturas y la construcción de programa.
– El establecimiento de canales formales de comunicación entre dichas fuerzas e iniciativas con el fin explícito de alcanzar un acuerdo global aragonés al respecto, y su posterior encaje en el conjunto del estado.
– El compromiso público de dichas fuerzas e iniciativas, en caso de no alcanzarse tal acuerdo, para una campaña electoral que reconozca y valore a las demás candidaturas como aliadas o amigas frente a las políticas de la Troika. En tal caso, Ateneo promovería actos para visibilizar tal reconocimiento y valoración con participación de representantes de todas las candidaturas que lo acepten.
Entendemos que todas las fuerzas políticas e iniciativas electorales contra la Troika en Aragón afrontan el reto de las elecciones al Parlamento Europeo con el ánimo común de mejorar las posibilidades de la izquierda y l@s de abajo. Por ello les emplazamos a un diálogo abierto y sincero para la construcción de una propuesta común. Y esperamos de todas ellas el mayor esfuerzo por conseguirla: ésa es nuestra responsabilidad histórica, y por cómo la afrontemos se juzgará a cada una.
En Aragón, a 14 de febrero de 2014.